28 de marzo de 2012

ENTRE LA TORRE EIFFEL Y LOS SOUVENIRS



Alejandra y Selva echando de menos a José Antonio y Antonio Javier.



El grupo, ante la torre Eiffel.



El grupo, ante la torre Eiffel (II)

Una vista poco usual de la torre.

Javier Eijo y Lucía, muy unidos.

La espera es agotadora, pero merece la pena.

Por fin en lo alto de la torre, ya se ven caras sonrientes.

Pero sonreid, muchachos, que estáis en lo alto de la torre eIFFEL.

Alba y sus amigos.

Laura la informática y Salomé la organizadora de colas (filas de gente que espera).

El Campo de Marte, desde arriba.
Otra vista inusual de la torre. Creo que esto se llama un picado.

Josué Bedia I de Almuña se asoma a contemplar sus dominios.

El Sena a nuestros pies.

¡Un gallifante para quien ponga en los comentarios qué parte de Paris es esta!

Hoy salimos del inmejorable Hotel “Première Classe” de Bussy-Saint Georges con puntualidad hispánica. Además, el tráfico de París nos impidió llegar a la explanada de la torre que pretendíamos escalar a una hora temprana. Los encargados de pastorear a la grey turística nos indicaron que nos uniésemos a la “grande file”, una ristra de cientos de personas que en ese
momento aguantaban la frescura mañanera. ¡Vaya colísima! Poco a poco fuimos avanzando, como dirían los periodistas deportivos usando el viejo tópico ciclista, como una “serpiente multicolor”. Al acercarnos al lugar donde se vendían los tiques, la estabulación libre se hizo más rígida y empezamos a avanzar entre pasillos de verjas metálicas. Nuestros bolsos, mochilas y enseres fueron registrados como si fuésemos sospechosos de terrorismo internacional. Aunque, bien mirado, no teníamos mucha pinta de fundamentalistas islámicos.

Durante la larga cola que parecía el rabo de una rata, algunas personas se nos colaron mientras hablábamos con una familia granadina que también, disimulando con su conversación, adelantó posiciones sin que nos diéramos cuenta. Menos mal que Salomé y Marta controlaron la situación con su habitual eficacia y no nos retrasamos más, porque no permitieron que se colase más gente. Por cierto, Marta lleva todo el día con una suerte loca gracias a la defecación que una paloma nada estreñida depositó sobre su pelo.

Menos mal que la tiquetera nos atendió muy amablemente e intentó hablarnos en español y se mostró comprensiva y muy atenta con nuestro idioma. Pero, mientras ella hablaba en español, Manolo seguía balbuceando en su chapucero francés. Claro, no deja de ser francesa, y no nos hizo descuento para nuestro conductor. Y nos cobró un poco más de los diez euros previstos para
subir al tercer piso de la torre.

Superados los engorrosos trámites burocráticos y tras más de dos horas de cola, fuimos ascendiendo a la cumbre y París quedó rendido a nuestros pies.

Aquí sí que podríamos exclamar: ¡fotos, fotos y más fotos! Miles de fotos. Y un poco de vértigo. O un mucho, según los casos. Pero algunos, muy prudentes, se quedaron en el segundo piso.

Bajamos, y una vez hecha la foto de grupo (en este caso los últimos en llegar fueron los profes, aplaudidos con ironía por las huestes que ya habían recuperado la bandera requisada), nos dirigimos a la Plaza del Ayuntamiento (para quienes estuvisteis atentos ayer, se llama “La Mairie”).

Una vez allí, todos nos fuimos a reponer fuerzas y a disfrutar de una tarde de compras cargada de anécdotas, de regateos, de pitidos de alarmas, de bromas y, claro, de más fotos. Durante el regreso en el autobús, nos dimos cuenta de que entre nosotros viaja un mantero, que empezó a traficar con pulseras fluorescentes, y tuvo bastante éxito.

UN APUNTE: LOS MILAGROS DEL IBUPROFENO

Antes de salir hacia París para comenzar la misión del día, y en el momento de despertar a nuestras tropas, en una habitación yacía enferma nuestra querida Isabel, con muy poco ánimo para comenzar la jornada. Rápidamente la Orientadora trajo el termómetro y desgraciadamente comprobaron que tenía unas décimas (37,3º C). Y por fin se encontró el medicamento anhelado
todo el día anterior, porque teníamos otra alumna convaleciente de las anginas.

El reparto del nuevo maná hizo el milagro del día: todo el mundo recuperó poco a poco su energía y nadie se quedó sin ver París desde arriba.

Horas más tarde, Cayetano sufrió una insolación, que ya comenzó en la cola mañanera, y se agravó a la hora de la comida. Tras una llamada de urgencia, Salva y María abandonaron el café que plácidamente estábamos tomando en la “Boulangerie de Papa” y, como caminan como felinos, fueron raudos en su auxilio. Manolo, como camina como un paquidermo, se quedó
comprando libros, y un tiempo más tarde relevó a sus compañeros, que fueron por fin a buscar souvenir “bonmarchés” (baratos). Cayetano también tuvo el apoyo de Lorenzo, que le acompañó, le prestó su gorra nueva y compartió con él un sabroso helado en “Le Départ de Saint-Michel”. En este caso clínico también tuvo su papel el milagroso doctor Ibuprofeno.

OTRAS ANÉCDOTAS

Hoy la policía, que sigue sin ser tonta, se enteró de la broma que Borja y Miguel sufrieron por parte de Javi Eijo y Lucía Villanueva (que están tan unidos como se puede apreciar en las fotos). La broma consistió en echarles pasta de dientes en la mano mientras dormía, y luego le hicieron
cosquillas en la cara para que se tocara, pero es diestro y la pasta estaba en la mano izquierda. Al final la broma acabó funcionando tras insistir un poco. Isabel también sufrió una broma similar estos días con espuma.

Los cacereños que llegaron ayer desayunaron antes que nosotros y nos dejaron a dos velas. Pero no se preocupen, amiguitos, estamos en un Première Classe, y las operarias encargadas del avituallamiento solventaron la situación con unos escuálidos croissants prefabricados.

Ya para finalizar, os comentamos que hicimos muchas compras de souvenirs, y todos volvimos cargados de bolsas al autobús, que nos recogió puntualmente a la hora establecida (20:50) en la plaza del “Ayuntemant. Algunas chicas comentaron que habían tenido ciertos problemas con las alarmas de las tiendas de la cadena de Amancio Ortega (Inditex). Mañana nos enteraremos de
cómo termina esta historia y seguiremos informando.

Y ahora parece haber una situación de calma y silencio en el hotel, porque nadie quiere perder la fianza de 10 €, como sucedió ayer con los cacereños, que, entre otras lindezas, destrozaron la valla del hotel. Además de querer intoxicarnos con los humos de sustancias aún desconocidas por nosotros…

Y con esto y un bizcocho de calidad “Première Classe”, hasta mañana a las ocho (y media), hora en la que esperamos salir hacia la región del Loira, conocida como el “jardín de Francia”, como dice la guía que todos leéis a diario, y ver sus hermosos castillos.

6 comentarios:

  1. No sus asustéis, que la palabra "tique" así escrita aparece en el diccionario de la RAE.

    "Tiquetera" no existe, es un engendro nuestro.

    GRACIAS a Javier Eijo por las impresionantes fotos que publicamos hoy. Las panorámicas son suyas. A ver si mañana os podemos subir la foto hecha por la noche mientras elaborábamos esta entrada del blog. Así veis la "trastienda"...

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  2. ¡¡¡ Muy guapas las fotos ¡¡¡¡ por todo todo que coméntas Manolo,el dia fué de lo más completo,entretenido y nada de aburrido.Bueno disfrutar este último dia.Besos

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  3. ¡Vaya como estáis vendiendo París, da ganas de ir cuanto antes!

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  4. Hola Chicos!
    Ya veo que lo estais genial. Manolo, que sepas que a la vuelta tenemos pensado inaugurar un "club de fans", ¡eres un crack! Lo primero que hago en cuanto llego a casa es leer la crónica del viaje.
    Besos.

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  5. Disparamos al gallifante: la imagen corresponde a la PLaza de Trocadero y alrededores ( museo del hombre, museo de la marina, Museo del cine Henri Langlois...).
    Nosotros tambien conocemos París

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  6. Javier, a ver si sales en alguna foto sin las gafas de sol y con manga larga. Tu padre

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